En España se crea empleo. ¿Dónde? ¿Por qué? Destripemos los datos.
¿Dónde? En Cataluña. Cataluña ha dejado (prácticamente) de crear paro. En 2010 destruyó solo 912 puestos de trabajo netos, el 0,16% de su medio millón largo de parados, 4,3 puntos menos que el 4,5% de la media española (176.470 nuevos desempleados), según los registros de demandantes de empleo a los servicios públicos. Y en el último tramo del año creó empleo ampliamente neto.
Comparen esos 912 puestos destruidos con los 350.000 empleos perdidos entre 2008 y 2009. Seguimos en el pozo. Pero lo peor, definitivamente, ha pasado.
Lo bueno de esas cifras es que son coherentes con otras. Como la creación neta de empresas: por vez primera en tres años, en el tercer trimestre de 2010 se abrieron más empresas (25.029) que las que se cerraron (22.397). O como el número de trabajadores afectados por expedientes de regulación de empleo: en los 11 primeros meses afectaron a 54.500 trabajadores, un 56% menos que en igual periodo del año anterior, siempre en el mismo territorio.
Esos datos deberían aliviar a los catalanes. Y animar a todos los españoles, porque marcan tendencia. Como sucede con todo territorio-locomotora (Alemania en la UE, Lombardía en Italia), con una estructura económica más compleja y abierta al exterior, el ciclo económico catalán suele anticipar tanto las recesiones como las recuperaciones. Ocurre con ellos como tantas veces en la Bolsa y casi siempre en el sector publicitario.
Igual que ahora pespuntea la recuperación, Cataluña protagonizó uno de los peores hundimientos en el peor año: un descenso del 4,2% de su PIB en 2009 (para un 3,7% la media española), solo superado por las vecinas Aragón (-4,5%) y País Valenciano (-4,4%), según la Contabilidad Regional del INE.
De modo que su paro, aunque nunca llegó a ser el más cuantioso, por el mejor punto de partida, sí fue el más contundente: concentró el 70% de toda la destrucción de empleos fijos registrada en España, según un estudio del IESE.
Conste, de paso, que la ratificación de ese carácter de heraldo, laboratorio o avanzadilla de la antes llamada "fábrica de España", deslegitima tanta literatura decadentista sobre Cataluña. De signo inverso: los ensimismamientos provincianos y los regateos provincializadores.
Para los primeros, un dato-dedicatoria: la revista Nature acaba de proclamar a Barcelona campeona española de Excelencia en Ciencia (y ciudad número 54 del mundo; era la 65 en 2000), mientras su seguidora, Madrid, pasa del puesto 66 al 67. Para los segundos, otro: el informe PISA acaba de desmentir el pretendido perjuicio de la inmersión lingüística en catalán: durante el trienio 2006-2009 del denostado tripartito, sus quinceañeros han mejorado la capacidad lectora (y matemática y científica), superando a la media (aunque a distancia de la comunidad líder, Castilla y León).
Volvamos al empleo. ¿Por qué se crea en Cataluña? Para ser más exactos, ¿por qué se crea casi únicamente en Cataluña? Destripando los datos de la EPA del segundo y tercer trimestre de 2010 (pronto lo haremos con los del último), la población ocupada aumentó en España (redondeando) en 152.600 personas. De ellas, 115.500 eran asalariados privados: pero de estos, 109.800 fueron contratados en Cataluña, por lo que el resto solo aportó 5.700. Cataluña creó pues el 95% de los empleos más (en teoría) directamente productivos, los privados.
Los empleos públicos aumentaron en toda España en 87.500; pero en Cataluña se destruyeron 19.700, por tanto en el resto se crearon 107.200. Es decir, el empleo creado en el conjunto, Cataluña aparte, fue de funcionarios y asimilados en su abrumadora mayoría. Lo más preocupante es que así seguirá en los próximos meses, predijo el martes el secretario de la Seguridad Social, Octavio Granado: el sector más generador de puestos de trabajo será el de los servicios sociales, tan vinculados a la iniciativa de la Administración (Ley de Dependencia).
Si Cataluña es la excepción y ojalá que el heraldo, se debe al menor peso del sector servicios que en la media (sobre todo públicos, cinco puntos menos) y al mayor de la industria (dos puntos más), que aún sería superior (unos tres puntos adicionales) si le reagregásemos los servicios a la industria externalizados desde el cambio de siglo (L'economia catalana: fets estilitzats, Generalitat, 2010).
En suma, la recuperación se avizora mediante un modelo más manufacturero/y/de/servicios que de/servicios/y/público. Por una razón capital: el presente, y el futuro, si los hay, vienen de la mano de la demanda externa, más que de la interna. Y la demanda externa, de la industria, que es la que exporta. Y de los 11 sectores en que se desglosa la actividad industrial, siete los lidera Cataluña: material de transporte, equipo eléctrico, química, papel y edición, alimentación, plástico, maquinaria y equipos mecánicos. Benditas chimeneas sin humos.