lunes, 31 de enero de 2011

Vergüenza europea



Vergüenza europea

Editorial
El País, 31 de enero de 2011


Toda política exterior se articula en torno a una combinación de valores e intereses. Sin estos, deviene retórica ingenua; sin aquellos, deja de ser política para convertirse en mero oportunismo. La actuación de la Unión Europea en los últimos meses ante vulneraciones sistemáticas de los derechos humanos en el Mediterráneo sur o en el Cáucaso indica que ha perdido toda querencia sobre los valores que pretende encarnar. Y cualquier noción sensata de cuáles sean sus intereses.

Como en caso de polémica hay que acudir a los textos fundamentales, conviene recordar que el Tratado de Lisboa dispone (artículo 21) que "la acción de la Unión en la escena internacional se basará en los principios que han inspirado su creación", como "la universalidad e indivisibilidad de los derechos humanos". Y la Estrategia Europea de Seguridad, de 2003, doctrina ejecutiva para la política exterior, establece sus intereses. Entre otros, el de que "a Europa le conviene que los países limítrofes estén bien gobernados".

En lugar de cumplir esos mandatos, la UE ha permanecido muda ante los dilatados abusos de las autocracias norteafricanas. Temerosa de una posible irrupción islamista en los mecanismos de poder, ha dejado pudrir situaciones que constituyen precisamente el caldo de cultivo de la misma. El consenso no escrito de que las viejas metrópolis colonialistas debían gozar de primacía en sus zonas de influencia, ha venido concediendo a Francia especial preponderancia. Tan vergonzosa ha resultado que, en plena revolución del jazmín, París todavía ofrecía al dictador tunecino ayuda para contener "la situación de orden público".

Con igual descaro, aunque mayor sordina, Italia y España se han lavado las manos, en presunto beneficio de la cooperación antiinmigratoria y las buenas relaciones. La alta representante de política exterior, lady Ashton, ha repetido un discreto mutis salpicado de alguna declaración inane, sea sobre las revueltas populares de Túnez y Egipto o a propósito de la sonrojante visita reciente del dictador uzbeko a Bruselas.

Compárese tal actitud con la de Estados Unidos (y algún gobierno suelto de la Unión), que ha incitado a los ejércitos de los países en crisis a respetar a los civiles y presiona a sus autoridades en favor de reformas significativas. Si EE UU ha recuperado su carácter de potencia liberal, la UE va camino de perderlo.

domingo, 30 de enero de 2011

No creas en lo que ven tus ojos...



No creas en lo que ven tus ojos...
Juan Goytisolo
El País, 30 de enero de 2011

"La plebe no debe recibir educación. Pues si sabe tanto como yo, me desobedecerá en la misma medida en la que ahora me obedece". Catalina la Grande, zarina de Rusia.

A fines de los setenta del pasado siglo mantenía una relación amistosa en París con un inmigrante magrebí a quien guié por el laberinto administrativo de la reunificación familiar con su segunda esposa y los hijos que tuvo de ella, objetivo alcanzado, si mal no recuerdo, en 1980. Sus tres vástagos de nacionalidad francesa son ahora: cuadro de una empresa multinacional (la hija mayor); otra licenciada en biología; y un joven estudiante de ingeniería industrial. Los dos hijos de la mujer de la que se divorció antes de emigrar siguen en Argelia pese a los esfuerzos de mi amigo por traerlos también a Francia. Ambos abandonaron sus estudios en la escuela pública, trataron de dar el salto a Europa pero fueron devueltos a su país y allí permanecen sin trabajo ni expectativas de cambio, como centenares de miles de hitistas (aguantaparedes) abandonados a su suerte.

Este caso resume de modo gráfico el resultado de las derivas sucesivas de un proyecto político que fue en sus orígenes laico y democrático hacia una dictadura militar y un régimen de partido único responsables del hundimiento de Argelia en la autocracia y el subdesarrollo. La eliminación cuidadosamente planeada de cuantos líderes sustentaban dicho plan en sus inicios abrió en efecto las puertas a una ideología retrógrada que desembocaría más tarde en el oscurantismo islamista y la guerra civil de los años noventa.

Está a la vista de todos el despilfarro ocasionado por la fallida política de industrialización a la soviética, la ruina de la rica agricultura legada por los franceses, la compra disparatada de armamento que acentúa la dependencia de Argel con respecto a las potencias que lo suministran y favorece la corrupción de la nomenklatura militar a expensas de una economía sostenible y de un programa coherente de inserción de la juventud en el proyecto de reconstrucción nacional. Pero lo más grave es sin duda el desmantelamiento del sistema educativo heredado del poder colonial -sistema laico que convenía preservar, una vez purgado de sus resabios eurocentristas- y en la manipulación ocultativa de la compleja identidad argelina (árabo-bereber-francesa) en nombre de un araboislamismo excluyente que desterró o acalló las voces críticas de los intelectuales laicos (Mohamed Harbi, Kateb Yacine, etcétera).

En su busca de una legitimidad que su golpismo le vedaba, Bumedián protagonizó, bajo un discurso progresista de fachada, una política de arabización forzada que, sin mejorar el nivel deconocimiento de la lengua clásica, arruinó la enseñanza del francés y, por obra de los profesores reclutados en Egipto y otros países de Oriente Próximo, sembró las semillas del radicalismo ideológico del Frente Islámico de Salvación y del Grupo Islámico Armado. La legitimidad que buscaba se inscribía en la cultura de la sumisión a la autoridad, la rehabilitación de creencias y costumbres patriarcales anacrónicas, el retorno a un dogmatismo que inmoviliza las energías creadoras y la capacidad reflexiva.

Obviamente, dicha evocación del hundimiento del sistema educativo argelino no se limita ni mucho menos a este sino que vale para el de casi todos los países árabes y musulmanes, independientemente de las particularidades y rasgos específicos que distinguen a unos de otros. En los años setenta y ochenta del pasado siglo la arabización e islamización de la enseñanza destinadas a frenar la "amenaza marxista" rebajaron dramáticamente el nivel de humanidades tanto en Marruecos como en Túnez. En otros Estados la situación es peor: el índice de escolaridad es mucho más bajo.

Si de los maleficios del petróleo del Magreb pasamos a los de Oriente Próximo, comprobaremos que muy inferiores a los que acumulan en sus arcas las teocracias del Golfo. Sus delirantes presupuestos militares -Estados Unidos vendió a Arabia Saudí, Kuwait y Emiratos Árabes Unidos aviones, misiles balísticos y escudos de defensa antiaérea por valor de 90.000 millones de euros a lo largo de 2010- muestran a las claras sus prioridades políticas: "cortar la cabeza a la serpiente" antes de que Irán se haga con el arma nuclear. El contraste entre los gastos armamentísticos y suntuarios de los monarcas y jeques del área y el mediocre nivel educativo de los jóvenes es más que chocante. Los estudiantes de segundo grado obtienen resultados muy bajos en ciencias y matemáticas sin contar con su ignorancia de unas humanidades proscritas de las escuelas y campus universitarios. Pese al elevadísimo producto nacional bruto procedente del petróleo y sus derivados energéticos, los Estados de la Península Arábiga no disponen de un número suficiente de jóvenes cualificados y deben recurrir a millares de inmigrantes de India, Malasia y Singapur.

Una incentiva comparación histórica entre los actuales descendientes de los beduinos adeptos del wahabismo y nuestros cristianos viejos, entre la España del siglo XVI y las petromonarquías de hoy, no está fuera de lugar. Como observó sir Richard Burton en la magnífica evocación de su peregrinaje a La Meca y Medina los menestrales y comerciantes de las ciudades santas del islam eran forasteros y ningún hijo de aquellas, escribía, aceptaría por nada del mundo oficios tan despreciables y bajos. Sus palabras se ajustan como vitola al habano a los prejuicios de nuestros hidalgos respecto al comercio y los trabajos manuales propios de los judeoconversos y de los moriscos. Si saltamos del siglo XIX a comienzos del XXI, la comparación -aproximativa como todas las comparaciones- contiene numerosos puntos de contacto que inducen a la reflexión. Sustituyamos el oro de Indias por el petróleo y al hidalgo por el beduino enriquecido de hoy y veremos que si el metal amarillo transitaba por la Península para acabar en gran parte en Génova y los Países Bajos, los maleficios del oro negro se acumulan en los bancos americanos, suizos o británicos: cuando Sadam Husein invadió Kuwait para adueñarse de sus depósitos de "monedas fuertes" solo el 13% de los mismos se hallaba en el emirato. Si el oro servía en España a la construcción de iglesias y palacios, las ganancias procuradas por los hidrocarburos se destinan a la financiación de madrazas y mezquitas, no solo en el mundo islámico sino también en Europa, y a la edificación de residencias suntuosas para los jeques y emires petroleros en Londres, París, Marbella o Casablanca. Ni en un caso ni en otro, el maná surgido del suelo se utilizó ni se utiliza en responder a las apremiantes necesidades de los pueblos en materia de educación.

Lo ocurrido en la pasada década desde el monstruoso atentado del 11-S abre un periodo de turbulencias inéditas en la historia reciente de los pueblos de Oriente Próximo. La multiplicación de atentados suicidas contra las comunidades chiíes de Irak y Pakistán y el acoso a los cristianos de Irak y Egipto establecidos allí antes de la llegada del islam revelan hasta qué punto el sectarismo doctrinal y la regresión de los valores cívicos y educativos en la mayoría de Estados arabomusulmanes se vuelve contra los principios religiosos que predican de puertas afuera y constituyen un poderoso obstáculo a la aceptación en su ámbito de la validez universal de la democracia y de los derechos humanos, incluidos en primer lugar los de la mujer.

El temor y pusilanimidad del núcleo identitario araboislámico y su anclaje en la evocación de un pasado glorioso le inducen a negar el valor de la diversidad, del interculturalismo y la ósmosis. La labor esclarecedora de los marroquíes Abdellah Laroui y Mohamed Ábed Yabrí, del egipcio Naser Abú Zaíd, del argelino Mohamed Arkoun o el tunecino Hichem Djait choca por desgracia con el muro de una tradición teológica -en realidad de un discurso ideologizado- que ignora o rechaza los avances del pensamiento y las ciencias: "no creas en lo que ven tus ojos, cree en lo que te contamos". Los desastres acumulados a partir del inhumano régimen de apartheid israelí en Gaza y Cisjordania y de la criminal destrucción de Irak sirven de coartada a un inmovilismo que perpetúa el estancamiento educativo y el desarrollo humano tanto en Oriente Próximo como en el Magreb.

La revuelta cívica tunecina que culminó en el derrocamiento de Ben Ali se ha convertido en el faro esperanzador que ilumina todo el espacio que se extiende del Atlántico al Golfo. Los pueblos han comprendido que pueden ser dueños de su destino gracias al modesto vendedor de frutas cuya inmolación galvaniza hoy las energías de millones de árabes que a través de Internet, teléfonos móviles y canales de televisión por satélite rompen su anterior aislamiento y expresan su cólera contra unas gerontocracias que les niegan la dignidad y el trabajo.

La banca siempre gana


La banca siempre gana
Íñigo de Barrón
El País, 29 de enero de 2011

Es frecuente que los jueces sean noticia por las resoluciones que van contra el sentido común. Este caso es el contrario. La Audiencia Provincial de Navarra ha dictado un auto en el que considera que devolver al banco el piso hipotecado es suficiente para saldar la deuda, incluso si la última tasación es inferior a lo que debía. Para cualquier ciudadano este auto tiene toda la lógica y es el sistema utilizado en Estados Unidos e Inglaterra. Sin embargo, la entidad, el BBVA en este caso, afirma que es contrario a la Ley de Enjuiciamiento Civil, la Ley Hipotecaria y la doctrina del Tribunal Supremo. Puede que tenga razón, pero entonces es un asunto que va contra la ley pero que no parece inmoral. De hecho, la Audiencia admite que el banco ha actuado legalmente pero su comportamiento ha sido "moralmente rechazable".

Los detalles del caso son importantes. Un ciudadano pide 71.225 euros para comprarse una casa que el banco tasa en 75.900 euros. Tres años después, ante el impago de las cuotas, se queda con la casa por 42.895 euros, es decir, 33.005 euros menos, un 43,5% de depreciación. Como el cliente había pagado una parte, le reclama 28.129 euros y además (algo especialmente sangrante), 8.438 euros más de intereses y gastos. En total, 36.612 euros. Como ya había pagado cuotas por 4.876 euros, este vecino de Estella deberá pagar 41.488 al BBVA por un préstamo que pidió para una casa que ya no tiene.

Desde cualquier óptica parece una situación absurda y aberrante. Todas las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria las paga el cliente y el banco sale inmaculado gracias a que los ciudadanos responden con todos sus bienes, según la legislación española. Lo que dice la ley -que CIU ha intentado cambiar sin éxito- es que solo el cliente comete errores y paga por ello, pero la entidad (cualquiera que sea, porque la mayoría actúan igual) no tiene ninguna responsabilidad. ¿Alguien puede pensarlo? El oficio de banquero se caracteriza por la prudencia, el conocimiento del mercado y la valoración de los riesgos. Cobran por ello. ¿Se ha actuado correctamente? La negligencia y la codicia son algunas de las razones que explican esta crisis.

El Banco de España alertó de que se estaba calentando el ladrillo desde 2006, pero se quedó ahí. No penalizó los préstamos por el 100% de la tasación, ni los de promotores o hipotecas basura. No cabe duda de que el ciudadano, mayor de edad y responsable de sus actos, debía saber lo que hacía. Pero algo grave ha fallado en el sistema financiero cuando se ha alimentado una burbuja en la que los pisos subían un 100% mientras los sueldos se incrementaban un 25%. Incluso el suelo se revalorizó un 500% entre 1997 y 2007.

Como recuerda el auto, los clientes no tasaban los pisos ni eran responsables de que se les concedieran créditos por el 120% del valor tasado, con importes superiores al 35% de sus ingresos. La crisis no ha llegado solo porque los clientes pidieran cantidades astronómicas y compraran todo lo que salía al mercado, que también. Desde 2007 ha habido unas 320.000 ejecuciones hipotecarias. Quizá con la llegada de la burbuja se deba replantear la ley, sin dar un golpe de timón que provoque inseguridad jurídica o hunda al sistema, porque todos saldríamos perdiendo. Con este caso queda el consuelo del dicho jurídico: "La ley dice lo que dice el juez que dice la ley". Esta vez la banca no ha ganado.

sábado, 8 de enero de 2011

La locomotora ya crea empleo


La locomotora ya crea empleo
Xavier Vidal-Folch
El País, 6 de enero de 2011

En España se crea empleo. ¿Dónde? ¿Por qué? Destripemos los datos.

¿Dónde? En Cataluña. Cataluña ha dejado (prácticamente) de crear paro. En 2010 destruyó solo 912 puestos de trabajo netos, el 0,16% de su medio millón largo de parados, 4,3 puntos menos que el 4,5% de la media española (176.470 nuevos desempleados), según los registros de demandantes de empleo a los servicios públicos. Y en el último tramo del año creó empleo ampliamente neto.

Comparen esos 912 puestos destruidos con los 350.000 empleos perdidos entre 2008 y 2009. Seguimos en el pozo. Pero lo peor, definitivamente, ha pasado.

Lo bueno de esas cifras es que son coherentes con otras. Como la creación neta de empresas: por vez primera en tres años, en el tercer trimestre de 2010 se abrieron más empresas (25.029) que las que se cerraron (22.397). O como el número de trabajadores afectados por expedientes de regulación de empleo: en los 11 primeros meses afectaron a 54.500 trabajadores, un 56% menos que en igual periodo del año anterior, siempre en el mismo territorio.

Esos datos deberían aliviar a los catalanes. Y animar a todos los españoles, porque marcan tendencia. Como sucede con todo territorio-locomotora (Alemania en la UE, Lombardía en Italia), con una estructura económica más compleja y abierta al exterior, el ciclo económico catalán suele anticipar tanto las recesiones como las recuperaciones. Ocurre con ellos como tantas veces en la Bolsa y casi siempre en el sector publicitario.

Igual que ahora pespuntea la recuperación, Cataluña protagonizó uno de los peores hundimientos en el peor año: un descenso del 4,2% de su PIB en 2009 (para un 3,7% la media española), solo superado por las vecinas Aragón (-4,5%) y País Valenciano (-4,4%), según la Contabilidad Regional del INE.

De modo que su paro, aunque nunca llegó a ser el más cuantioso, por el mejor punto de partida, sí fue el más contundente: concentró el 70% de toda la destrucción de empleos fijos registrada en España, según un estudio del IESE.

Conste, de paso, que la ratificación de ese carácter de heraldo, laboratorio o avanzadilla de la antes llamada "fábrica de España", deslegitima tanta literatura decadentista sobre Cataluña. De signo inverso: los ensimismamientos provincianos y los regateos provincializadores.

Para los primeros, un dato-dedicatoria: la revista Nature acaba de proclamar a Barcelona campeona española de Excelencia en Ciencia (y ciudad número 54 del mundo; era la 65 en 2000), mientras su seguidora, Madrid, pasa del puesto 66 al 67. Para los segundos, otro: el informe PISA acaba de desmentir el pretendido perjuicio de la inmersión lingüística en catalán: durante el trienio 2006-2009 del denostado tripartito, sus quinceañeros han mejorado la capacidad lectora (y matemática y científica), superando a la media (aunque a distancia de la comunidad líder, Castilla y León).

Volvamos al empleo. ¿Por qué se crea en Cataluña? Para ser más exactos, ¿por qué se crea casi únicamente en Cataluña? Destripando los datos de la EPA del segundo y tercer trimestre de 2010 (pronto lo haremos con los del último), la población ocupada aumentó en España (redondeando) en 152.600 personas. De ellas, 115.500 eran asalariados privados: pero de estos, 109.800 fueron contratados en Cataluña, por lo que el resto solo aportó 5.700. Cataluña creó pues el 95% de los empleos más (en teoría) directamente productivos, los privados.

Los empleos públicos aumentaron en toda España en 87.500; pero en Cataluña se destruyeron 19.700, por tanto en el resto se crearon 107.200. Es decir, el empleo creado en el conjunto, Cataluña aparte, fue de funcionarios y asimilados en su abrumadora mayoría. Lo más preocupante es que así seguirá en los próximos meses, predijo el martes el secretario de la Seguridad Social, Octavio Granado: el sector más generador de puestos de trabajo será el de los servicios sociales, tan vinculados a la iniciativa de la Administración (Ley de Dependencia).

Si Cataluña es la excepción y ojalá que el heraldo, se debe al menor peso del sector servicios que en la media (sobre todo públicos, cinco puntos menos) y al mayor de la industria (dos puntos más), que aún sería superior (unos tres puntos adicionales) si le reagregásemos los servicios a la industria externalizados desde el cambio de siglo (L'economia catalana: fets estilitzats, Generalitat, 2010).

En suma, la recuperación se avizora mediante un modelo más manufacturero/y/de/servicios que de/servicios/y/público. Por una razón capital: el presente, y el futuro, si los hay, vienen de la mano de la demanda externa, más que de la interna. Y la demanda externa, de la industria, que es la que exporta. Y de los 11 sectores en que se desglosa la actividad industrial, siete los lidera Cataluña: material de transporte, equipo eléctrico, química, papel y edición, alimentación, plástico, maquinaria y equipos mecánicos. Benditas chimeneas sin humos.

Nace REPÚBLICA DE BABEL 2.0


Hace algunos años inicié un blog al que llamé REPÚBLICA DE BABEL, cuyos contenidos tenían que ver con la cultura en general y el arte en particular. Fue un experimento que duró unos meses, y que me permitió adquirir una visión del blog distinta a la del mero diario personal.

REPÚBLICA DE BABEL 2.0 nace ahora como un blog desde el que difundir las cosas importantes sobre cualquier asunto que se escriben en medios convencionales o relacionados con las nuevas tecnologías, y que raramente interesa que se difundan. En general son artículos que quedan ocultos entre la montaña de información-basura con la que los medios nos intoxican a diario.

Rescatar estas piezas y re-publicarlas en REPÚBLICA DE BABEL 2.0, es un ejercicio conscientemente provocativo. Les convido a participar de él como lectores y difusores de estos contenidos, políticamente incorrectos y esencialmente subversivos por cuanto atentan contra el orden establecido y cuestionan el pensamiento único al servicio del capitalismo actual.

Los artículos que se re-publiquen en REPÚBLICA DE BABEL 2.0 no pueden ser comentados en el blog.